domingo, 6 de noviembre de 2011

Alicia siguió al conejo ¿y nosotros?



 He seleccionado estas dos imágenes para comenzar esta nueva entrada porque creo que ilustran una situación demasiado común en nuestros días: por un lado, tenemos a la población menor de 30 años a los que ya se han designado como nativos digitales, esto es, aquellos que ya nacieron cuando existía la tecnología digital.Y junto a ellos conviven otros que aún siguen creyendo que, el día menos pensado, su ordenador se rebelará y los atacará; esto es, creen que las nuevas tecnologías son un monstruo agazapado que el día menos pensado saldrá de su escondite para acabar con nosotros.
¡Seamos serios!
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) has supuesto un descubrimiento tan importante como en su día lo fue la electricidad o la imprenta. Supongo yo que nadie en su sano juicio pensó, cuando la luz eléctrica se generalizó en los hogares, que eso constituiría un peligro alarmante y por ello prefirieron evitar los interruptores y seguir quemándose los dedos con las velas. En cambio esto sí parece ocurrir con las TICS, al menos, en el ámbito educativo.
Supongo también que nadie rechaza el empleo de las nuevas tecnologías en su vida diaria puesto que todos vivimos experiencias propias que nos hacen decantarnos por esta moderna opción: con lo fácil que resulta pedir la cita para el médico por internet para qué esperar una interminable cola en el mostrador del centro de salud; para qué dejar la nota pegada al marido en la nevera por la mañana si a media mañana le podemos mandar un sms recordándole que hoy le toca a ál recoger al niño en la guardería; o lo bien que quedamos con la suegra al felicitarla por su cumpleños porque el Facebook se encargó de avisarnos previamente; o cuán más romántico es hablar con el novio que se marchó por trabajo a Alemania a través del Skype que pasando frío en la calle al llamarlo desde una cabina telefónica.
Ahora bien, llegamos a la escuela y ese chistera de mago que es el ordenador en nuestra casa se convierte ahora, cuando menos, en un "arma de destrucción masiva". Bien es cierto que cada vez con menor frecuencia, pero aún hoy sigo escuchando entre el claustro consideraciones del tipo: "es que me resulta muy jaleoso", "en el aula de informática no los tengo controlados", "es que entonces no puedo dar todo el libro de texto", "es que tengo que romperme yo la cabeza y crear los materiales", "no sé manejar la pizarra esa, prefiero mancharme de tiza", "lo de los links no lo controlo, prefiero ir cargada con varios libros, diccionarios y enciclopedias". No todo el profesorado lo dice, obvio, pero se dice. En cambio rara vez escucho decir "pues no prestaron antención al video que les mostré", "no supieron buscar uan palabra en el diccionario on-line", "no quisieron trabajar en grupo buscando información", "no supieron presentar el trabajo en formato presentación y aplicarle el corrector ortográfico". Y es aquí donde, bajo mi punto de vista, radica el quid de la cuestión.
Las TICS,en la escuela, pueden ser también una chistera de mago que nos permita sacar un conejo con el que sorprender por 2 minutos a nuestro público, los alumnos. Seguramente nos aplaudirían pero no creo que les apetezca ver la repetición. Lo que realmente ha de buscar la escuela 2.0 (si es la 2.0 digo yo que ha de aspirar a algo más que la 1.0, también conocida como la de los proyectores, diapositivas y el MS-DOS). Considero que la  escuela 2.0 ha de crear en nuestros alumnos el mismo efecto que el conejo en Alicia: despertar su interés de tal manera que sean capaces de lanzarse al pozo en busca de aventuras (y como después descubre Alicia, conocimiento).
Creo que si entendemos y aplicamos las TIC de este modo estaremos mucho más cerca del alcanzar el éxito educativo. La LOE, en uno de sus apartados preliminares, señala que entre las finalidades de la ESO está que los alumnos consigan "disponer de habilidades para buscar, obtener, procesar y comunicar información para transformarla en conocimiento".Los alumnos. Han de ser ellos quienes busquen, obtengan, procesen información y también han de ser ellos quienes la transformen en conocimiento. Nuestro papel, por tanto, será el de guía o ayudante. ¿Surgirán contratiempos? Evidentemente, nada es fácil. Pero dichos problemas son los msimos que podríamos tener en nuestra casa al usar un ordenador y, creo yo, nadie se plantea tirarlo a la basura por si las moscas.
¿Cuál es el reto de la escuela del siglo XXI? Apagar, resetear e iniciar de nuevo. 
Como conclusión recordaré un tuit que hace un mes aproximadamente colgaba el profesor Felipe Zayas con esta pregunta: ¿alfabetización digital o alfabetización? Más tarde ofrecía su propia opinión a través de su blog Darle a la lengua. En ese post dejaba claro que para él la palabra alfabetización a secas ya incluye las nuevas formas de lectura, escritura y conocimiento y, en este caso (en otros muchos también), concuerdo con él: no creo que nuestro objetivo como docentes sea enseñar con TICS sino que los alumnos aprendan a partir de la TICS. Esto implica, para los profes, esfuerzo, actualización, trabajo en grupo -quizás nuestro talón de Aquiles-, aprender por el método ensayo-error y aprender a compartir (es curioso: lo que les pedimos a los alumnos pero a nosotros nos cuesta tanto hacer). Para ellos, nuestros alumnos, dejarse caer al pozo y correr detrás del conejo .
Solo así el bicho dejará de salir de nuestro ordenador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario